Despertad que estás dormido, que más dá,
juego de palabras, pero juego desde luego
en la cadencia de las formas, bien cuero,
de la mujer deseada, ungiéndonos los deseos
en aceite consagrado y de lo que sabemos tantas ganas
se desvanece nuestro yo, como ego, en ratos
de inconsciencias llanas.
Allá hacia atrás se extasiaba ausentado,
en su imaginación mirando al pasado,
se veía vivido, absorbido y tan hastiado,
vacío y añorando con mucha ligereza se vuelca la tristeza,
no hay que se viva hacia atrás, más que desesperanza,
conformarse con ella, evitamos el presente encarar,
nos encontramos tan muertos, cuando de el estamos inconscientes,
al umbral del momento, nace brincando de toda inspiración, la fuente.
El alma llena tal, que estupefactos quedamos y del ser nos olvidamos,
el alma no se ve, pero se siente,
la personalidad lo refleja desde su naciente,
la muerte en el presente, revolotea en éste mismo,
por estar ahogados en nosotros mismos, no la sentimos,
desde luego entumidos estamos, casi muertos quedamos
vivamos el presente, para vivirnos despiertos y no ausentes
mejor vivirlo enterados y vivos,
no carentes cómo la muerte,
mientras hay vida, s no hay muerte, ella es latente,
se haya en lo presente,
la muerte en lo ausente,
el pasado hállalo quemado,
en el asador que un día fué,
el futuro más no,
en la imaginación humo disipado.
Para ganarle a la muerte,
cesa lo indiferente.
A tu andar consciente de vida llénale.
Copyrights, Leon Jaime Villegas
May 7,2011
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