Cual hoy, era un día bien sereno
(¡Tú, quint'esencia de serenos días!)
Subía de las lomas, de su seno,
Un bosque-niebla y desvanecía.
Yo, rumbo al poniente en mi viaje,
En el camino proseguía, cuando
Llegué a un llano, al que vigilando
Estaban bosques, malvo su follaje.
Y te advertí. Lejana, en el ocaso,
Estabas escrutando en el espacio
El sol que fenecía muy despacio,
Dejando el fuerte con suave paso.
Al pie de las murallas, en el puente
Estabas. Ahí mismo nos amamos.
Y juntos en el burgo nos quedamos,
Y ahí tambien morí, probablemente...
Se me olvidaba todo: el camino,
Y burgo y puente y gusto de tu boca...
Cuando de nuevo tu sonrisa vino,
Y revivir aquello hoy me toca.
Eugen Dorcescu
(Traducido por Paul Abucean)
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