Tiene la cara de arcilla mojada,
arrugada y moldeada por la vida,
su pelo es como pastos quemados volando en el viento
Sus dientes son como los granos de maíz,
anchos y fuertes.
Sus manos son las raíces de mi tierra,
las cuales trabajan dia y noche,
con el sol que quema purificando su corazón inocente y sincero.
como granos de café son sus ojos y la noche
queda atrapada en sus pupila,
un tronco retorcido es su espalda y sus pies...
el estigma de la vida de caminar descalzo por los campos,
por el río.
Su voz es la del viento latigando el aire frío y ronco,
en el que mi oído escucha vagamente la voz de los runas,
entre ellos escucho la voz del viento susurrante...
Y entre los rayos del sol que atraviesan las nubes
formando cortinas de luz
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