Me atrapas en tu dulzura como el polen a la abeja. En el fresco vegetal del bosque tú divino ser se abre a un príncipe picarón, para que se deleite, como los amantes de la media noche que entre tango y tango bailan.
Tomo las llaves, dama del bosque, a media noche, soy tu Romeo y tu mi Julieta y es qué estás en la maravilla de cada árbol que observo, en la brisa que transporta tu aroma, en el sol que nos calienta, en el agua que corre acariciante por mi piel, amante de la medianoche.
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