Llamó a mi corazón,
en una noche fría que
el petricor de su aroma
despertó en el alma mía…
Perfume fragante de amante
que el viento se llevó al jardín
de rosas que espinado cuida
el espíritu sensible de mi Ser…
Ya no queda nada ni las flores,
ni los pétalos de las rosas marchitas
que el viento cargó a la muerte fiel
llena de llantos envejecidos…
Olvido que el tiempo trasladó
profundo en la huida sangrada
de tu silencioso recuerdo…
John Bisner Ureña.
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