He aquí que el sol
soslaya en la quebrada
Y el abanico pragmático
agita su herida sobre la luz
hacia un lado, hacia el otro
El tajo verticalizado en la roca
cortaba en la luz el rayo dorado
Y en las noches se traga la luz
Se tiñe de negro su esplendor
Y ese fabuloso encuentro del paisaje
En sus dos caras hachadas,
Renace el valle, echado sobre su cerviz
Y el hilo del río
trenza sobre su matriz
Sangre de plata, hilo dorado
que en su vientre dará la vida
A los mares y a cerros imponentes
Un vasto universo de tela oscura
Que en su alma se traga a las estrellas
Y muere en la vida eterna circular
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